No puedes mantenerte firme toda la vida, se vale caer, se vale llorar, se vale quebrarse, pero lucha, lucha por tu felicidad.
Les comparto una alegoría que encontré “Un día pasas por una zapatería y zas, ves un par de zapatos fabulosos, tan bonitos, tan altos, tan diferentes... Rápido pides tu talla pero no hay. Así que te pruebas otro número, uno más pequeño. No es el tuyo pero quizá funcione. Te miras al espejo y ... wow, son los zapatos más bonitos que has tenido en tu vida. Simplemente perfectos, te ves genial. Solo hay una cosa, te aprietan. No mucho, sólo un poco, pero te aprietan... Aún así, decides llevarlos, te gustan demasiado. Al día siguiente ya te los pones. Tus pies terminan un poco cansados pero lo toleras. Los días siguientes te aprietan un poco más, ya duelen tus dedos. Pero te gustan tanto que sigues usándolos. Te ves fabulosa. Pasan los días y ya tienes ampollas, ya ni puedes caminar...pero te gustan demasiado y no puedes dejar de usarlos. Hasta que un buen día, hinchados y doloridos, tus pies dicen, ya no más. Ya no te valen, ya no te entren los zapatos. Lo intentas, los aflojas, encoges...
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